13 feb 2013

Febrero en el folklore rumano

Rumanía ha sido preponderantemente un país agrícola. Durante el periodo comunista esta característica se vio atenuada, aunque sólo de fachada, debido a una industrialización masiva. Sin embargo, hoy podemos decir que la industria se ha extinguido prácticamente de Rumania y no ofrece signos de recuperación. Las privatizaciones, reconversiones y demás medidas llevadas a cabo en los últimos casi 25 años de capitalismo salvaje han devuelto a Rumania, tal y como a otros tantos países del antiguo bloque, al sector agrario. Es por ello que hay algunos aspectos que vuelven a estar de relieve.
Dado que estamos en febrero, conviene aclarar que este mes es denominado en rumano popularmente faur o făurar (el mes del herrero), lo que sugiere el inicio de los preparativos para los trabajos del campo que habrán de iniciarse al mes siguiente, tras el periodo de pausa invernal. Es esta la epoca del año en la que los herreros ponen a punto los utensilios de labranza de hierro que serán utilizados por los campesinos. A febrero también se le llama fluierar (el mes del flautista) debido a que el viento sopla con fuerza y la nieve penetra en las casas hasta por el ojo de una aguja, es decir, por lugares tan minúsculos como el cerrojo de las puertas, por ejemplo.
Se dice que febrero cierra y abre (la tierra). En febrero nieva y llueve, hiela y deshiela, hace mucho frío y a la vez calor. Es el mes en que comienza a ablandarse la tierra. Pero tal cosa no sucede de repente y, por tanto, hay que empezar a removerla y ararla para acelerar este proceso. Es sabido que en febrero durante la noche caen heladas y durante el día se produce el deshielo. Y de esta forma se va pasando paulatinamente del gran hielo de diciembre y enero al calor de marzo y abril. Esto cuando las cosas siguen su curso normal porque, a veces, febrero pone sus cartas sobre la mesa y quiere demostrar que es también él un mes de invierno. Si es así ¡que Dios te pille “confesao”! Te volverá el abrigo del revés mandando una ventisca o nevada que parecerá estar en mitad del invierno (que cae más o menos en torno al 6 de enero, día del Bautismo de Jesús según el calendario ortodoxo, cuando por lo general hace un frío “que pela”). De hecho, se cuenta también que febrero habría ido presumiendo al decir que “si no fuera por respeto hacia su hermano mayor, o sea enero, mandaría un frío tan crudo que se congelaría hasta el ternero en el vientre de la vaca”.
Igualmente en febrero, cuando hace mucho frío, los huevos del cuervo rompen el cascarón y a continuación salen las crías. Por tanto, el cuervo ha de darse prisa en poner y empollar los huevos para que estos rompan con tiempo. De no ser así nos plantaríamos ya en marzo, cuando las hormigas podrían llegar al nido y comerse los huevos. Es por esta razón que hay más cuervos unos años que otros, dependiendo del tiempo que haga en febrero.

Previsiones del tiempo en febrero en los proverbios rumanos: 
-    Cuando el búho canta en febrero es signo de una primavera temprana
-    Cuando el abejaruco canta alegre, la primavera está por llegar
-    Febrero feo, mayo hermoso
-    Cuando en febrero no hiela es síntoma de año “de bienes”
-    La nieve de febrero fortalece las siembras
-    Vientos que no vienen en febrero se vengarán por la Pascua
-    Si febrero es ventoso, en verano habrá sequía